Antiguamente se creía que
el colesterol era malo. Por ende, todos los médicos incitaban a sus pacientes a
disminuir el mismo. Sin embargo, en los últimos años nos hemos percatado que
existen dos tipos de colesterol: el colesterol bueno y malo.
Aunque a primera vista
puede parecer una simple disquisición terminológica, lo cierto es que
este descubrimiento tiene grandes implicaciones para la vida cotidiana. Grosso modo,
esto significa que será necesario disminuir los niveles de colesterol “malo” y
aumentar los niveles de colesterol “bueno”. Pero… ¿Sabes por qué?
En realidad los términos colesterol
bueno y malo se refieren a dos tipos de moléculas diferentes. En primer lugar, debes
saber que el colesterol está conformado por lipoproteínas de baja densidad
(LDL) y lipoproteínas de alta densidad (HDL). Las lipoproteínas HDL se encargan
de transportar el colesterol desde los tejidos del cuerpo hasta el hígado.
En este proceso las HDL lo
que hacen es retirar el colesterol de las arterias y transportarlo hacia el
hígado para su posterior excreción. Por eso a estas moléculas se les conoce como
colesterol “bueno”. Por ende, en numerosos estudios se ha encontrado que
niveles elevados de HDL previenen las enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte encontramos las
lipoproteínas LDL, que son las encargadas de que el colesterol llegue hasta las
células a través del riego sanguíneo. Sin embargo, cuando hay demasiado LDL, el
colesterol se acumula en las arterias y dificulta el tránsito del oxígeno a
través de la sangre. Esto aumenta riesgo de padecer problemas cardiacos o
sufrir un ictus. Es por eso que el LDL se conoce como colesterol “malo”.
De hecho, la inmensa mayoría
de las personas que sufren ataques cardíacos presentan lecturas de HDL por
debajo de los 40 miligramos por decilitro de suero sanguíneo mientras que un
nivel de HDL de 60 mg/dL o superior actúa como un factor protector contra las
cardiopatías.
Como punto final, vale
aclarar que las mujeres tienden a presentar niveles de HDL más elevados que los
hombres. Esto significa que, de manera natural, estarían más protegidas contra
las enfermedades vasculares. Aún así, es importante reducir la ingesta de
alimentos que propician la formación del LDL e incluir en nuestra dieta cotidiana
todos los alimentos que faciliten la formación del HDL.
Bagikan
El colesterol bueno y malo: Las pistas para entender cómo funciona
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Oleh
Yiana Delgado